viernes, 1 de octubre de 2010

La mayor ocupación hotelera durante el verano no aumenta la rentabilidad del sector

Últimamente parece ser que diversos sectores de la economía se han visto favorecidos por una mayor demanda de sus productos o servicios. Este es el caso del sector turístico, y más en concreto del sector hotelero, pero es cierto que esto se debe fundamentalmente a la estacionalidad tan arraigada que se da todavía y más aun en tiempos de crisis en este sector.

Los datos obtenidos indican una mayor demanda de dichos servicios, incentivada por supuesto, por las estrategias llevadas a cabo con el objetivo de conseguir una mayor ocupación hotelera. Dichas estrategias tales como bajada de precios, aumento del número de ofertas y descuentos, suponen una buena técnica para atraer a los clientes. No obstante, y como bien han comprobado los responsables hoteleros, la rentabilidad experimenta una notable reducción.

La rebaja del precio, ha provocado que la mayoría de clientes hayan experimentado una maximización de su utilidad al elegir un servicio con un coste inferior a otros de  similares características pero con un coste superior. De esta manera, en la decisión tomada han sustituido la elección de determinados servicios más caros por otros con un precio inferior, y que les satisfacen igualmente sus necesidades. Es lo que se conoce como el efecto sustitución. Además, también entra en juego el efecto ingreso, puesto que aquellos que no pueden permitirse grandes lujos han podido acceder a dichos servicios mediante las ofertas. Otros cuantos, aunque los menos, al experimentar una mayor capacidad de gasto, se han podido permitir alojarse en lugares de mayor prestigio y diferenciación.

Por lo tanto, en los dos tipos de establecimientos se ha podido observar un aumento de los ingresos por el incremento en la ocupación, es decir, el ingreso por habitación disponible para ocuparse ha aumentado. Sin embargo, no es suficientemente rentable  para dichos negocios, sobretodo en el caso de los que ofrecen ofertas. Estos tiene que hacer frente al pago de un mayor número de empleados que el habitual para ofrecer un buen servicio a sus clientes, a los pagos por adquirir determinada cantidad de suministros para poder ofrecer sus servicios…De  este modo, se exponen al aumento de los costes variables.
Además, el coste marginal de atender a una mayor cantidad de clientes se eleva con motivo de la escasa previsión que las ofertas de última hora ofrecen a los establecimientos hoteleros, que unido al bajo precio de dichas ofertas,cuyos ingresos no permiten hacer frente holgadamente al incremento de gastos, dan lugar a la obtención de escasa rentabilidad.

Si el precio por habitación de este tipo de establecimientos fuese mayor, la  rentabilidad aumentaría puesto que los ingresos serían superiores y podrían hacer frente más fácilmente a los gastos existentes. Pero si no se toman dichas medidas de descuentos para atraer a los clientes, la ocupación hubiese sido inferior  y por tanto los ingresos menores. Por lo tanto, en estos casos las estrategias a tomar representan un coste de oportunidad para la empresa.

Sin embargo, los establecimientos hoteleros que marcan la diferencia y gozan de mayor prestigio no experimentan tantos cambios en su demanda puesto que se dirigen a unos clientes concretos, con mayor capacidad económica y dispuestos  a pagar altos precios por los servicios que les prestan.

En conclusión, al sector hotelero español no le queda otra que incentivar con ofertas a los clientes potenciales, ofrecer el mejor servicio a aquellos que ya lo son, e intentar renovarse y no quedarse anticuados.

Noticia diario Expansión.com-30/09/2010

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